¡Judaismo! - Nitzavim / Vaielej
Nitzavim / Vaielej
Resumen de la Parashá
NITZAVIM
Moshé reúne a todo el pueblo, jóvenes
y ancianos, hombres y mujeres en esta iniciación final
que toma lugar en su último día de vida. El pacto
no incluye sólo a los que están allí, sino
que también a las generaciones que no han nacido aún.
Moshé aconseja al pueblo otra vez que se cuide mucho de
la idolatría, porque a pesar de que fueron testigos de
las abominaciones de Egipto, siempre habrá una tentación
de experimentar filosofías extranjeras como un pretexto
para la inmoralidad. Moshé describe la desolación
de la Tierra de Israel que resultará por la falta de cumplimiento
de las mitzvot de Dos. Tanto sus descendientes como los
extranjeros van a ver la desolación de la Tierra y su aparente
inhabilidad para ser sembrada o para obtener producción.
La conclusión será clara para todos - el Pueblo
Judío ha abandonado Al que los protege para estar a favor
de ídolos que no pueden hacer nada. Sin embargo, Moshé
promete que el pueblo se arrepentirá eventualmente, después
de que las bendiciones y maldiciones se hayan cumplido. Y por
muy asimilados que ellos estén a otras naciones, Dos
los traerá otra vez a la Tierra de Israel. Moshé
le dice al pueblo que recuerde que la Torá no es una posibilidad
remota, sino que el cumplimiento de la Torá está
al alcance de todos. La Parashá termina con una dramática
elección entre la vida y la muerte:
Moshé exhorta al pueblo a escoger la vida.
VAIELEJ
En este, el último día de su vida,
Moshé va de tienda en tienda a través del campo,
diciendo adiós a su querido pueblo; animándolos
a "cumplir la Torá". Moshé les dice que
ya sea que él esté o no entre ellos, Dos está
con ellos, y derrotará a sus enemigos. Luego convoca a
Iehoshúa, y en frente de todo el pueblo, le exhorta que
sea fuerte y valiente como líder del Pueblo Judío.
De esta manera fortaleció el estatus de Iehoshúa
como el nuevo líder. Moshé les enseña la
mitzvá de Hakhel; que cada siete años en el primer
día de los días intermedios de Sucot, la nación
entera, incluyendo niños pequeños, se debe reunir
en el Templo para escuchar al Rey leer del Libro de Devarim.
Las partes que se leen tratan de la fidelidad hacia Dos,
el pacto, la recompensa y castigo. Dos le dice a Moshé
que su fin está cerca, y que por eso debe convocar a Iehoshúa
a que esté con él en el Mishkán, donde Dos
le enseñará a Iehoshúa. Luego Dos
le dice a Moshé y a Iehoshúa que después
de entrar a la Tierra, el pueblo será infiel a El y comenzará
a adorar otros dioses. Entonces, Dos "ocultará
su cara" completamente y parecerá que el Pueblo
Judío va a estar a la merced del destino y serán
perseguidos por todos.
Dos le ordena a Moshé y a Iehoshúa
escribir una canción - Ha'azinu - que servirá como
un "testimonio"en contra del Pueblo Judío
cuando peque. Moshé la escribe y la enseña a los
Hijos de Israel.
Moshé completa su transcripción de
la Torá, y ordena a los Leviim ponerla al lado del Aarón
(Arca Sagrada) para que nunca nadie escriba un nuevo rollo de
Torá que sea diferente del original - al haber siempre
una copia de referencia.
"Y regresarán a Hashem, Tu Dos" (30:2)
Negro. Oscuridad total. De pronto un rayo de luz
de una vela atravieza la sombra y la socuridad se disuelve. Es
como si la oscuridad nunca hubiera estado. Desapareció,
se desvaneció. Nada rige ahora mas que la luz, y la oscuridad
queda en la memoria como un mal sueño vagamente recordado.
Este es camino de la Teshuvá
Cuando regresamos a Hashem, somos como una creación
nueva, y todo nuestro pasado no es mas que la vaga memoria de
un mal sueño en la iluminación de nuestro retorno...
"Reúne a la congregación,
los hombres, las mujeres y los niños.. de modo que ellos
escuchen y aprendan..." (31:12)
Cada siete años, el Rey lee la Torá
en presencia de la nación entera. Esta es la mitzvah
de Hakhel. Aunque los niños no entendían
los que les era leído, los padres recibían recompensa
por traerlos.
Esto nos revela un principio importante en la educación
de los niños. Aunque ellos hagan ruido y sean una distracción
para sus mayores, la experiencia para ellos es irremplazable;
pues ellos sienten, a través de ósmosis, la importancia
de la Torá. Aunque ellos no puedan entender ni una palabra,
han libado una lección vital: que la Torá es la
sangre viva del Pueblo Judío.
Rabbi Yaakov Kamenetzky zt´l una vez
visitó un jardín de niños de una escuela
de Torá. Al notar que todas las mezuzot en las puertas
estaban puestas en el tercio inferior del dintel de las puertas,
destacó: "Es una hermosa idea poner la mezuzá
en un lugar en que los niños puedan fñacilmente
alcanzarlas y besarlas, pero por favor pónganlas en el
lugar que corresponden, en el tercio superior del dintel, y que
los niños usen un taburete para alcanzar la mezuzá.
De lo contrario crecerán pensando que pueden poner la mezuzá
donde quieran. Uno no educa niños con falsedades."
Esta historia sirve como parábola para toda
nuestra relación con la Torá. Debemos subir a
la Torá, no bajar la Torá a nuestro nivel. Donde
sea que se haya intentado
hacer el judaísmo "más fácil"
el resultado es que la gente viene a despreciar y rechazarla por
completo.
Puede ser que no seamos más que niós
espirituales, pero nunca creceremos hasta la madurez a menos que
alcancemos esa 'mezuzá'. Y entonces, quizás,
algún dia, podremos alcanzarlas nosotros mismos, sin la
ayuda de taburetes. Pero si aprendemos que no tenemos que hacer
ningún esfuerzo para elevarnos hacia la Torá, cometeremos
el error de pensar que estamos a la altura de la Torá -que
no necesitamos hacer ningún esfuerzo para cambiar nosotros
mismos positivamente y mejorarnos. Por ende quitaremos la base
de la Torá y no tendremos motivo para crecer. Nos sentaremos
como pigmeos contentos consigo mismos, convencidos que ya somos
gigantes espirituales.
"Pues la cosa es muy cercana a tí;
en tu boca y en tu corazón
para hacerla." (30:15)
Sentimiento. Habla. Acción.
Este es el orden de las cosas. Primero viene el sentimiento
-el corazón- que luego es cristalizado en modo de habla
-la boca. Entonces el habla se concretiza más, vistiendo
las ropas físicas de la acción física -hacer.
Esta es la secuencia normal de los eventos.
¿Por qué la Torá altera aquí
el orden natural de las cosas? ¿Por qué la boca -el
habla- precede al corazón -el sentimiento- y
solo entonces viene a hacerlo -la acción-?
Hay momentos en que no podemos apoyarnos en nuestros
sentimientos naturales para que nos lleven a hacer el servicio
a Hashem de la manera correcta. Momentos en que el corazón
no necesariamente habla elocuentemente, cuando los sentimientos
se entumecen y estamos distantes de nosotros mismos y de nuestro
Creador. Momentos en que podemos estar confusos y carecemos de
la voluntad de transformar un ligero sentimiento en habla, o mucho
menos el habla en acción.
Es en esos momentos que debemos usar nuestras bocas
para abrir nuestros corazones, para llamar a Aquel que siempre
escucha. A Aquel que abre todos los corazones. Solo entonces seremos
capaces de transformar la meditación del corazón
en el servicio activo al Amo del Mundo.
"Me regocijaré intensamente con Hashem, mi alma se llenará
de alegría con mi Dos." (61:10)
Nuestros sabios nos enseñan que "una
persona está obligada a hacer una bendición por
una adversidad así como lo hace por algo bueno". (Berajot
54) Sin embargo esto es solo cuando la desventura le pasa a uno
mismo. Pero cuando la desgracia recae sobre el vecino, está
prohibido regocijarse. De hecho, la persona está obligada
a solidarizarse con el vecino y entender su dolor.
Esta es la intención de este versículo:
"Yo me regicijaré intensamente con Hashem..."
Cuando yo percibo a Hashem a través del aspecto de Su Misericordia,
cuando El me bendice con una abundancia de bondad revelada, entonces
puedo tanto regocijarme como darle a otros razón de regocijo.
Sin embargo cuando percibo a Hashem através
del aspecto de Su Juicio -"mi alma se llenará de alegría
con mi Dos"- cuando la aflicción me sobreviene,
solo a mí se me permite 'alegrarme', pues "una persona
está obligada a hacer una bendición sobre una adversidad
así como lo hace sobre algo bueno." Pero cuando el
infortunio le llega a otros, entonces no solo me está prohibido
alegrarme, sino que debo buscar todo medio de solidaridarme con
ellos en su pérdida.
En contraste a la simple interpretación del
cuarto mandamiento como el de permitir labor creativa por seis
dias y prohibirlo en el séptimo, Rabbí Bajya ben
Asher (autor de Rabbenu Bajya al respecto de la Torá) da
esta fascinante interpretación que escuchó a nombre
de Rambam:
Durante los sies dias de la semana uno puede servirle
a Hashem con las labores regulares así como nuestros ancestros
lo hicieron al tomar cargo de sus rebaños y otros esfuerzos
físicos. Pero en Shabat tu servicio está limitado
a desistir de cualquier otra labor del todo.
Hacemos eco de este pensamiento cuando parafraseamos
las palabras de este mandamiento y lo seguimos con el coro de
"este dia está honrado por encima de todos los dias
porque en el descansó el Creador del Universo."
Comentario a la Parashá
Haftará
Yishaya 61:10 - 63:9
Comentarios sobre las Canciones que cantamos en la mesa de Shabat a través de las generaciones.
Yom Ze Mejubad
"Este dia es Honrado..."Sheshet yamim ta'asé melajteja, ve yom hashvií lelokeja.
Seis dias haras tu trabajo y el séptimo es para tu Dos.
Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher Sinclair
Editor y Responsable: Rabino Moshe Newman
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