¡Judaismo! - Vaiejí
Va'era
Resumen de la Parashá
D-os le dice a Moshé que le diga al Pueblo Judío que El los va a sacar de Egipto, pero ellos no escuchan. Dos ordena a Moshé ir a Paró y pedirle que libere al Pueblo Judío. Aunque Aarón le muestra a Paró una señal, convirtiendo su bastón en una serpiente, los magos de Paró duplican esta señal, alentando a Paró a rechazar el pedido.
Dos castiga a los egipcios mandándoles plagas de sangre y ranas, pero los magos copian el milagro en una escala menor, alentando otra vez a Paró a no concederle a Moshé su petición. Sin embargo, después de la plaga de los piojos, hasta los magos de Paró aceptan que sólo el Unico, verdadero Dos puede hacer estos milagros. Sólo los egipcios, y no los judíos en Goshen, sufrieron durante las plagas. El ataque continúa con animales salvajes, pestilencia y lluvia de hielo y fuego. A pesar del ofrecimiento de Moshé de parar las plagas si Paró deja que el Pueblo Judío se vaya de Egipto, Paró continúa con un corazón endurecido, y se niega a liberarlos.
Comentario a la Parashá
Y Moshe Le respondió: "Si Bnei Israel no me escucharon, ¿cómo me va a escuchar el Faraón? Y tengo los labios sellados" (6:12)
El poder del líder espiritual emana del pueblo. En cada generación, Hashem establece líderes espirituales, los grandes Sabios de la Torá, quienes poseen la capacidad de aconsejar y guiar a la nación. Pero cuando el pueblo judío se niega a escuchar a esos gigantes espirituales, dejándose llevar por los líderes políticos, cuya sabiduría no supera a la del propio pueblo, los gigantes espirituales ya no tienen poder para ejercer influencia ni ayudar a la nación. Por eso, si los israelitas hubieran escuchado a Moshé, sus labios se habrían abierto y sus palabras habrían influido hasta en el Faraón; pero como no le hicieron caso, los labios de Moshé "estaban sellados".
"Toma tu vara y arrójala ante el Faraón. Se convertirá en una culebra" (7:9)
No hay nada que ejerza tanta influencia en una persona como su medio. Hasta el alma más corrupta y más decadente puede mejorar si se la ubica en un medio positivo y elevador. Y hasta el alma más noble habrá de sufrir un declive espiritual, inclusive un colapso, si se la somete a una atmósfera de corrupción y degradación.
Moshé deseaba expresarle a Paró que si bien el pueblo judío se había visto reducido, por culpa de la corrupción egipcia, al punto en que a duras penas se lo podía categorizar de "humano", no obstante, una vez que se vieran liberados de ese pantano espiritual, ascenderían a los niveles más exaltados, transformándose en verdaderos gigantes espirituales. Moshé le demuestra esto al Faraón, cuando toma "la vara de D-os...": símbolo de la más alta elevación espiritual, empleada para realizar las señales y los milagros más maravillosos, y sobre la cual estaba impreso el Shem Hameforash (el Nombre explícito de Hashem), y arrojándola luego al suelo. Pero Moshé no arrojó la vara al suelo así nomás: la arrojó "ante el Faraón": la corporización de todo lo que simbolizaba Egipto. Y esa vara se transformó en una culebra, símbolo de todo lo degradado y pernicioso. Esa misma culebra, que se arrastraba en la suciedad, fue devuelta una vez más a su existencia anterior, a ser la gran vara de Hashem, cuando Moshé extendió la mano y la volvió a levantar. Qué grande es la influencia de las personas que nos rodean!
"Y estableceré una separación entre mi pueblo y tu pueblo" (8:19)
La cuarta plaga que Hashem trajo sobre los egipcios tiene un nombre muy raro. Se denomina Arov, que significa "mezcla". ¿Por qué todas las demás plagas tienen nombres que describen lo que eran (la primera plaga fue la de la "sangre", la segunda fue la de las "ranas", etc.), mientras que la cuarta plaga se denomina "mezcla", en vez de llamarla algo así como "animales peligrosos", lo cual habría resultado mucho más descriptivo?
La capacidad que posee Hashem para controlar los acontecimientos no se limita a la existencia de estados absolutos. El también es capaz de permitir que coexistan los opuestos. Por ejemplo, la plaga de la sangre no sólo significó que todas las aguas de Egipto se transformaron en sangre, sino que además, de un modo milagroso, el agua destinada a los judíos no sufrió modificaciones. En el caso poco probable de que un judío y un egipcio bebieran de un mismo vaso con dos pajitas, el agua que llegaba al judío seguía siendo agua, mientras que el agua que llegaba al egipcio se transformaba en sangre. Del mismo modo, durante la plaga de la oscuridad, mientras que los egipcios se vieron envueltos en una oscuridad palpable, los judíos tenían luz en sus casas. Y en la plaga del granizo, dentro de cada pedacito de granizo había fuego: dos opuestos coexistiendo. En otras palabras, la capacidad de alterar la naturaleza, pero al mismo tiempo, y en ciertas circunstancias específicas, de dejarla inalterable, permitiendo la coexistencia de dos contrarios, pone de manifiesto un nivel superior del poder de Hashem. El milagro de Arov fue que los animales salvajes atacaron sólamente a los egipcios, y no los unos a los otros. Se los mantuvo como una mezcla, y de ese modo no se degeneraron a su estado natural de mutuo antagonismo.
"Y estableceré una separación entre mi pueblo y tu pueblo". Esa cuarta plaga marcó un momento de transición para el pueblo judío. Si bien se encontraban atrapados en el lodo espiritual de Egipto, Hashem los separó de los egipcios, como a la sangre del agua, como al fuego del hielo. Y exactamente en el momento en que Hashem los separaba, trajo una plaga llamada "Mezcla", demostrando que, inclusive cuando El separa lo inseparable, también combina aquello que no sabe de una unión natural: el lobo y el león, la serpiente y el escorpión. Hashem es el Amo de las Mezclas.
Muchas veces escuchamos que alguien es un "Baal Midot", literalmente, un "amo o maestro de los rasgos de carácter". Pero ser un Baal Midot no significa simplemente que una persona sea amable porque ésa es su naturaleza. Significa que también tiene la capacidad de no ser amable. Y es amable, no porque no pueda no ser amable, sino más bien porque es un Amo de la Amabilidad, y no al revés, que la amabilidad lo domina a él. Del mismo modo, el solo hecho de que la naturaleza del individuo sea ser generoso no lo transforma en un Baal Tzdaká. Puede ocurrir que simplemente tenga una inclinación natural a darles siempre a los demás. Unicamente cuando alguien es capaz de ser tanto generoso como ahorrativo, y sabe cuándo aplicar cada rasgo de carácter, puede denominarse verdaderamente un Baal Midot.
Haftará
Iejeskel 28:25 - 29:21
Hubo una vez un mayordomo de una gran mansión que decidió personalizar a su amo. Un invitado que no conocía al dueño de la casa tenía que llegar. El mayordomo se vistió con las ropas más finas de su amo, y recibió al invitado de una manera aristocrática, mostrando ostentosamente su gran mansión, su invaluable colección de arte, y los acres de sus sumtuosos jardines. El mayordomo lo estaba pasando muy bien 'presumiendo', hasta que el verdadero amo apareció en la escena y rotundamente puso al mayordomo en su lugar. Similarmente, Paró no escatimó en auto agrandarse, conduciéndose a sí mismo como un supremo amo, sin ser responsable ante nadie. El se hizo a sí mismo un dios proclamando "Yo no conocía a Dos". Es por eso que Dos le recuerda a Paró "Y he aquí que Yo estoy sobre ti, Paró...!" - "Sabé que Yo mando sobre ti, y que estás en Mis manos para hacer lo que Yo crea conveniente - no eres más que un mayordomo usurpador!"
Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher Sinclair
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