¡Judaismo! - Ki Tavó
Ki Tavó
21 de Elul 5758; 12 de septiembre 1998
Resumen de la Parash�
Contenido
Cuando los Hijos de Israel moran en la Tierra de Israel, sus primeros frutos son llevados al Templo y donados al Cohen en una ceremonia que expresa el reconocimiento de que D-os guia la historia del Pueblo Judío a través de los tiempos. Este pasaje forma la parte central de la Hagada que leemos en el Seder de Pesaj. En el último día de Pesaj en el cuarto y séptimo año del ciclo de siete años de los diezmos, una persona debe recitar una confesión de que realmente ha distribuído los diezmos a las personas correctas, de la manera correcta. Con esta mitzvá de "Vidui Maaser", Moshé concluye con los mandamientos que D-os le dijo que enseñe al Pueblo Judío.
Luego le pide al pueblo emular los caminos de D-os, ya que ellos son un tesoro para El. Cuando los Hijos de Israel cruzan el río Jordán, hacen un nuevo pacto con la Torá. Grandes piedras son puestas y la Torá es escrita en ellas en las 70 lenguas principales del mundo, después de lo cual se las cubre con una fina capa de yeso. Mitad de las Tribus van a estar en el Monte Gerizim, la otra mitad en Monte Eval, y los Leviim en el valle entre las dos montañas, y recibirán doce mandamientos. Todos las personas contestarán "Amén" a las bendiciones y a las maldiciones.
Luego Moshé detalla las bendiciones que serán otorgadas al Pueblo de Israel. Estas bendiciones son tanto físicas como espirituales. Sin embargo, Moshé describe para ellos un escalofriante cuadro de destrucción que caerá sobre ellos si no cumplen con las enseñanzas de la Torá -- siendo el resultado de esto el exilio donde deambularán entre las naciones.
Comentario a la Parash�
Contenido
"Y será, el día que crucéis el Jordán a la Tierra que Hashem vuestro D-os os da. Y erigiréis para vosotros grandes piedras y las cubriréis de yeso... y escribiréis sobre las piedras todas las palabras de esta Torá con una clara explicación" (27:2-8)
Si vas manejando por la carretera A38 en dirección a la Planicie de Salisbury, en Inglaterra, a la distancia vas a ver un extraño amontonamiento de piedras enormes erigidas en forma de círculo. Esas piedras se llaman "Stonehenge".
Stonehenge se construyó entre trescientos y mil años después de que el pueblo judío saliera de Egipto, Su origen y su propósito siguen siendo un misterio. Hay quienes dicen que Stonehenge era un templo druídico. Otros sostienen que era un observatorio astronómico. Y también hay quienes afirman que es el sitio de la tumba del Rey Arturo.
Cuando las naciones del mundo desean inmortalizar sus conquistas, erigen grandes piedras como monumentos a su poder militar y a su dominio. Pero cuando los judíos ponen grandes piedras es porque se les ordenó que escriban en ellas "todas las palabras de esta Torá".
Los druidas y el Rey Arturo son figuras espectrales, que se han ido desvaneciendo con el tiempo, mientras que ¡Am Israel Jai!, el pueblo de Israel y la Torá de Moshe, viven y perduran por siempre.
"Porque no servisteis a Hashem, vuestro D-os, con alegría y bondad de corazón..." (28:47)
Leer la parashá de esta semana es como ver una escena en cámara lenta donde dos autos están a punto de chocar. No se puede menos que sentir un escalofrío al leer las serias advertencias de lo que ocurrirá si el pueblo no cumple con la Torá, y compararlas luego con la triste realidad de la historia judía. Una de las predicciones más poderosas que hace la Torá es que se ha de castigar al pueblo. "Porque no servisteis a Hashem, vuestro D-os, con alegría y bondad de corazón...". ¿Por qué la Torá no se refiere a la idolatría, a la inmoralidad, al odio porque sí? ¿Acaso no son causas mucho más justificables del exilio y la tragedia? ¿Qué tiene de malo no servir a D-os "con alegría y bondad de corazón"? ¿Por qué tan terribles consecuencias?
Cuando le pides a un compañero que te ayude a lavar los platos, te puedes dar cuenta de si verdaderamente está dispuesto a ayudar o no. Si te dice: "Ejem... ¿por ahí te puedo ayudar en alguna otra cosa?", su ofrecimiento de ayuda es sincero. Pero si dice: "Justo ahora me estaba por ir...", entonces estáte seguro de que todo el tiempo tenía un pie afuera...
Del mismo modo, cuando el pueblo judío no sirvió a Hashem "con alegría y bondad de corazón", esto es síntoma de que toda su motivación para servir a Hashem es egoísta.
El pueblo adoraba a ídolos porque quería controlar a sus deidades. Pensaban que podían "comprar" al dios de la lluvia con un par de sacrificios. O que podían hacer que el dios del sol hiciera lo que ellos querían a cambio de unas cuantas libaciones. Al servir a Hashem sin alegría ni bondad de corazón, el pueblo judío está revelando que se relacionan con D-os de un modo idólatra: tratando de "comprar" a Hashem a cambio de un mero servicio "mecánico".
"Y el Kohen tomará el canasto de tus manos..." (26:4)
Las manos son únicas.
Las manos son diferentes de todos los otros miembros del cuerpo. Los otros miembros del cuerpo son fijos, estáticos, mientras que las manos pueden bajarse por debajo de los pies o pueden elevarse por encima de la cabeza.
Lo mismo ocurre a un nivel alegórico/ético. El hombre puede bajar las manos, vale decir, rebajarse hasta lo más bajo. Puede cometer el peor de los pecados. Puede asesinar. Puede robar. Todo puede hacerlo con las manos. Del asesino se dice: "tiene las manos manchadas de sangre".
Pero las manos también pueden elevarse. Pueden realizar los actos más sublimes. Cuando el Kohen bendice al pueblo, alza las manos. Las manos dan tzedaká (caridad). Las manos ponen tefilín. Extendemos la "mano" de la amistad y la ayuda.
La obra de la persona está simbolizada en las adquisiciones que le trajeron sus manos. Por eso, los primeros frutos deben consagrarse como Bikurim.
Como el comienzo siempre influye en lo que sigue, todos los comienzos deben ser sagrados. Porque cuando el comienzo es sagrado, todo lo que venga después también habrá de serlo.
Cuando las manos se elevan por encima de la cabeza, cuando se alzan en dirección al cielo, la cabeza y el cuerpo inevitablemente irán tras ellas.
"Y clamamos a Hashem, el D-os de nuestros padres, y Hashem oyó nuestras voces..." (26:7)
En momentos de apuros no basta con rezar. Hace falta clamar, gritarle a Hashem, y entonces El nos responde en forma inmediata. Fíjate que en el versículo no dice que Hashem oyó nuestras plegarias, sino que ¡Hashem oyó nuestras voces!
Y aunque todas las plegarias obtengan respuesta, hay plegarias que tardan días en responderse... y hay plegarias que tardan años.
La esencia del rezo siempre debera ser para toda la comunidad, y el momento ideal: después de hacer una mitzvá.
Haftará
Contenido
En ésta, la última de las siete Haftarot de Consolación, el profeta Isaías convoca a Jerusalén a que salga del dolor de la oscuridad y las sombras, para brillar ante el mundo en todo su esplendor. La luz de la redención, tanto física como espiritual, se irradia en ella. Sus hijos, hace ya tanto tiempo exiliados, están de regreso, y, tras ellos, las naciones del mundo, que finalmente han admitido que Hashem y que el pueblo judío son sus emisarios.
Esta redención, a diferencia de las que la precedieron, será una redención final y completa. "Nunca más se pondrá vuestro sol, ni se alejará vuestra luna, pues Hashem será para vosotros una luz eterna, y habrán terminado vuestros días de luto".
"Los hijos de los extranjeros construirán las murallas de vuestras ciudades..." (60:10)
En lo que respecta al pueblo judío, ellos no necesitaban en absoluto murallas para su ciudad. Porque nadie osaba enfrentárseles, y no les hacía falta ningún tipo de fortalezas.
Pero "los hijos de los extranjeros", los no judíos que habían aceptado las siete leyes noájicas, sí necesitaban las murallas. Porque, según el Rambam, la ley del ger toshav (el no judío que aceptó las leyes noájicas) se aplica únicamente en la época en la que se acostumbraba tener ciudades amuralladas.
Por lo tanto, los "hijos de los extranjeros" construyeron las murallas para que pudieran tener el status de gerim toshavim. Porque una vez que alcanzaban ese rango, el pueblo judío tenía la mitzvá de proveerles el sustento y el bienestar.
La muralla puede ser mucho más que una mera protección contra los enemigos...
"Juzga a
todos los hombres favorablemente (concediéndoles el beneficio
de la duda)"
Rabí Yehoshua ben Prajia
Avot 1:6
El acto de juzgar a las personas en forma favorable no es solamente un ejercicio de justicia, sino también una inversión en nuestra propia seguridad espiritual.
Uno de los frenos más poderosos del mal comportamiento es el temor de ser objeto de desaprobación de la sociedad. Pero esto funciona únicamente cuando uno respeta a sus amigos y a sus vecinos, considerándolos individuos de elevado nivel moral. Si uno juzga con dureza cualquier comportamiento cuestionable que es un componente inevitable de la conducta humana, puede llegar a la conclusión de que ninguna de las personas que están a su alrededor son de buen carácter y, entonces, ya no sentirá vergüenza de comportarse en forma avergonzante en su presencia.
Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher
Sinclair
Editor y Responsable: Rabino Moshe Newman
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