Emor
20 Iyar 5758; 16 de mayo 1998
Resumen de la Parash�
Contenido
Se ordena que los kohanim eviten el contacto con cadáveres, a fin de mantener un nivel elevado de pureza ritual. Se les permite asistir solamente al funeral de los siete familiares más cercanos: el padre, la madre, la esposa, el hijo, la hija, el hermano y la hermana soltera. El Kohen Gadol no puede asistir a ningún funeral, ni siquiera el de sus familiares más cercanos. A los kohanim se les imponen ciertas restricciones maritales. La nación tiene el deber de honrar a los kohanim.
Se enumeran todos los defectos físicos que invalidan al kohen de servir en el Templo. La terumá, diezmo que se entrega a los kohanim, sólo puede ser comida por éstos y por sus familias. Se puede sacrificar a los animales en el Templo, después de que cumple ocho días de vida, y no tiene ningún defecto físico.
Se ordena a la nación que "santifique a Hashem" (Kidush Hashem), asegurándose de que siempre se comporte de un modo ejemplar, y estando dispuesta a renunciar a la vida antes que asesinar, mantener relaciones ilícitas o adorar ídolos.
Se describen las características especiales de las distintas fiestas, y se recuerda a la nación que en las fiestas no pueden realizar ciertas melajot (trabajos creativos). Los nuevos granos (jadash) no pueden utilizarse sino hasta después del segundo día de Pesaj, cuando se ofrece el Omer de cebada , cuando esta el Templo en pie.
La parashá explica las leyes de preparación del aceite de la Menorá y del Lejem ha Panim (Pan de la Proposición) del Templo. Un hombre blasfema a Hashem y se lo ejecuta, tal como lo prescribe la Torá.
Comentario a la Parash�
Contenido
"Y contaréis..." (23:15)
Imagínate que te has sacado la lotería y que te has hecho acreedor a 25 millones de dólares.
Tras el shock inicial, te pones a pensar en todas las cosas que vas a comprar con ese dinero. 25 millones es una fortuna, para cualquiera. Te dicen que debes aguardar un mes hasta que puedas utilizar el cheque para lo que se te antoje.
Entonces... ¿qué haces mientras tanto? ¡Vas a ver vidrieras! Eliges el último modelo de limusina y te dedicas a buscar nueva casa, o tal vez una isla en el Caribe (pero me parece que para eso no te va a alcanzar con 25 millones!)
Sea como fuere, después de un mes llega el dinero: ya tienes todo planeado. Qué quieres comprar y en qué color lo quieres.
Tal vez con esta analogía podamos comprender por qué no decimos la bendición shehejeianu (agradecerle a Hashem por habernos hecho llegar a un feliz evento) al contar el Omer entre Pesaj y Shavuot.
Para el judío, el "cheque" más grande que se nos pudo haber dado fue la Torá. Por eso, cuando contamos el Omer, somos como la persona que se sacó la lotería y aguarda cada día a que pueda cobrar el cheque!
"Y traeréis una nueva ofrenda "minjá" (ofrenda vegetal) a Hashem" (23:16)
¿Estás harto?
Ultimamente se oye mucho esta expresión. Estoy harto de esto; estoy harto de aquello; esto me aburre, ya no me interesa...
¿Por qué la gente se harta?
Pongamos por caso dos personas que trabajan duro. Una es independiente, y la otra trabaja y cobra salario. Hay una diferencia muy grande entre ambas. El que trabaja para cobrar el salario no tiene un interés particular en la empresa para la que trabaja, salvo por el hecho de que le proporciona un sustento. Y esa apatía crece si a la empresa no le va bien y no hay premios para los trabajadores.
Pero el que trabaja en forma independiente pone toda su alma en lo que hace. El es la empresa. Disfruta los momentos de triunfo y sufre cuando le va mal. Pero... ¿aburrido y harto? Nunca. A diferencia del asalariado, cuya remuneración es fija desde el comienzo, con un pequeño margen de participación de las ganancias, el trabajador independiente sabe que el límite está en el cielo. El éxito de la compañía es su propio éxito.
Al estudiar Torá debemos pensar que es como nuestra propia empresa. En la empresa de uno mismo, cuando las cosas no andan bien, ¿quién está para corregirlas? Unicamente uno mismo. Si hacen falta horas extras en la oficina, sin lugar a dudas que se las vamos a dedicar.
Al sentarnos a estudiar, ¿nos "pinchamos" mentalmente? ¿Estamos esperando el próximo corte para ir a tomar un café? ¿Estamos esperando el cheque de fin de mes? ¿O sentimos la exuberancia y el desafío de nuestros estudios como si fueran nuestra propia empresa?
¿De qué modo la Torá se refiere al monumental acontecimiento de su entrega en el Sinaí?
"Y traeréis una nueva ofrenda "minjá" a Hashem".
Es verdad que en la fiesta de Shavuot traemos una nueva ofrenda de minjá a Hashem. Pero ¿ése es el aspecto más importante de Shavuot? ¿Qué hay de la entrega de la Torá? ¿No habría sido más apropiado hacer referencia a ese hecho?
¿Por qué la Torá apunta al acontecimiento central del judaísmo con estas pocas palabras?
La Torá no especifica la fecha de su entrega porque no quiere que sintamos que la entrega de la Torá fue un acontecimiento "por única vez". No: la Torá quiere que sintamos que nos es dada cada día, y que la recibimos cada día como si la estuviéramos oyendo por primera vez en el Sinaí. La Torá es nuestro aliento de vida. Aunque una persona respire millones de veces en el curso de su vida, no es algo de lo que se pueda aburrir. El aburrimiento sólo tiene lugar cuando el acto en cuestión es optativo. El respirar no es algo optativo, sino obligatorio.
Así es como debemos pensar respecto de la Torá , pues ella es nuestra vida y la longitud de nuestros días.
"... Todo hombre de la Casa de Israel y de los prosélitas entre Israel, que trajere su ofrenda..." (22:17)
El judaímos no pregona el ascetismo.
A diferencia de muchas religiones, el judaísmo no ve al mundo como el enemigo del alma, algo que debe ser objeto de desprecio y de rechazo, sino como un mero recurso; algo tan neutral y maleable como arcilla en manos del arcillero.
Nosotros podemos hacer que el mundo sea o bien un recipiente que contenga la Luz Divina, o bien que arrastra al alma junto consigo.
El mundo es como una pirámide en cuyo ápice se encuentra el kohen, quien representa la máxima kedushá (santidad) de este mundo. El poder del kohen es tal que a través de sus actos físicos es capaz de ejercer influencia no sólo en su propia espiritualidad sino hasta en la de los demás.
Cuando una persona traía una ofrenda al Beit ha Mikdash, en la mayoría de los casos el Kohen que ofrecía al animal comía de su carne. A través del acto de comer del Kohen, el suplicante recibía expiación.. En otras palabras, el proceso físico del acto de comer del Kohen ejercía influencia en la espiritualidad del dueño de la ofrenda.
Cierta vez, Rabí Jaim de Volozhin envió un meshulaj (recaudador de fondos) para que juntara fondos para su Yeshivá, a cambio de un porcentaje de comisión. Resulta que había un hombre de negocios muy rico que estaba dispuesto a hacer una donación substancial, pero no quería que el meshulaj tomara su porcentaje de comisión. El le mandó el dinero directamente a Rabí Jaim, afirmando que quería que toda la suma fuera para beneficio de la Yeshivá.
Rabí Jaim le devolvió el dinero con una nota donde señalaba que ése era el modo no judío de dar dinero: pensando que todo debe ir únicamente al lugar de adoración, y nada para los que lo reúnen.
Por el contrario, la forma de pensar judía es que el meshulaj también debe beneficiarse. Pues esta escrito: "Los Kohanim comen y el suplicante recibe expiación".
Haftará
Contenido
El sentido literal de la palabra kohen incluye dos ideas: base y dirección. Inclusive cuando las masas se dejan arrastrar tras conceptos paganos, y cunde la inmoralidad entre los poderosos, el Kohen debe proteger el santuario de la Torá, reafirmando tanto la base como la dirección de la vida judía.
Sin embargo, los sacerdotes no siempre estaban a la altura de su rango y de su nombre, y entonces Hashem proclamaba que debían ser quitados de las funciones sacerdotales de presentar las ofrendas.
Sin embargo, en oposición a éstos, la Haftará describe a los sacerdotes que, en reverencia a su ancestro Tzadok, demostraron un perfecto contraste y mantuvieron el verdadero espíritu de la tribu de Levi.
"Y el día de su llegada al Santo, al Patio Interno, a oficiar en el Santuario, que traiga su sacrificio expiatorio..." (44:27)
Según los comentaristas, este versículo significa que cuando un Kohen oficia por primera vez en el Santuario, debe traer una Ofrenda de Inauguración, la décima parte de un efá.
Sin embargo, esta halajá aparece explicitada en la propia Torá. ¿Cuál es el nuevo aspecto que busca revelarnos el profeta?
Entre la destrucción del primer Beit ha Mikdash y la construcción del segundo, hubo un intervalo de unos setenta años. Por lo tanto, hubo ciertos Kohanim que oficiaron en ambos Batei Mikdash.
Lo que revela aquí el profeta es que estos Kohanim también debían traer una ofrenda de inauguración al inicio de su servicio en el segundo Beit ha Mikdash, si bien ya habían traído una en el momento en que oficiaron por primera vez en el primer Beit ha Mikdash.
Esto se debía a que la brecha entre los dos Batei Mikdash era considerada un hefsek (interrupción) que anuló su status original.
Similarmente, en el futuro, cuando los antiguos Kohanim sean restaurados a la vida, tras la Resurrección de los Muertos, ellos también necesitarán traer una ofrenda de inauguración tras la larga pausa del exilio.
"Todos mis días crecí entre hombres sabios y jamás hallé ningún provecho obtenido del silencio"
(Rabí Shimon ben Gamliel 1:17).
En contraste con algunos textos que presentan esto como una alabanza de silencio en respuesta al insulto, esta versión es una crítica del silencio por parte de un alumno que está sentado ante su maestro.
El hecho de restringirse de hablar nunca es de beneficio para el alumno y hasta suele ser contraproductivo, por tres motivos. Su falta de respuesta ha de ser interpretada por sus compañeros como una señal de que es o bien demasiado tonto como para entender la lección o bien demasiado orgulloso como para dignarse a hablar del tema; la falta de dar y tomar de su maestro evitará que comprenda en su totalidad la lección; y finalmente, su capacidad de internalizar la información y recordarla se verá afectada por su falta de verbalizar lo que ha estudiado.
Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher
Sinclair
Editor y Responsable: Rabino Moshe Newman
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